Vivir sin mentir por dentro


Y ahora te miro detenidamente, me siento drogado sin estarlo, quiero besar tu piel, olerte, quiero perderme en el humo y regresar. regresar de la muerte, volver y ver el claro anochecer, las sombras envolventes que me hacían existir y pertenecer en tus ojos, en la esquina de tus labios, regresar, regresas a ese callejón sin salida que me daba múltiples escapes de curvas alocadas y concordantes, coherentes y desbordantes.
desbordantes tus ojos que me observan con lágrimas, de anhelo, de sueños muertos y amor frustrado, de tanto y nada, pensando en tiempos pasados cuando te amaba más que al amor mismo, juventud.. supongo.
supongo que en este, nuestro existir, disfrutaremos de azules y ocasos intensos, navegaremos en aguas turbias, profundas y templadas; todo esto en propio rumbo, cada uno en su vereda, acompasando su tiempo sin diferentes vuelos y mareos, con las náuseas que provoca existir en conjunto y aislada tormenta.
tormenta, atorméntame, átame con tu cuerpo y cógeme aquí, sin miedos, porque te necesito, así sin más, sin enredos, así que matémonos ahora y hagamos el amor mientras nuestros cuerpos exhalen vida.
vida en decadente fé por vivir, como lo hacen los que rozan con los dedos el éxtasis del conjuro personal de la experiencia, vivir sin morir por dentro es lo que pido, pero, ¿qué hay más allá para mi, si, cuando tus pasos dijeron no, el alma escapó del interno escondite en que ya de por si fallecía. fallecía, mi cuerpo, mas no mi chingado amor, porque ese.. aún después de la muerte, te pertenecerá por siempre, fue tuyo, ahora.. nada, sólo rojo.

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